2024 / 01 / 05

Mi primer Haiku

Mi primer Haiku

Te desafío a enviarnos un haiku, uno al día, me dijiste. Hasta cuándo, pregunté. Hasta siempre, hasta que uno de los dos muera, escuché al otro lado del teléfono. No creí que eso fuese a suceder, pero igual dije, acepto.

No hace mucho habías comprado un libro de haikus, mientras me leías algunos, escuché con atención. Me contaste que nacieron en Japón, que los primeros que se conocían eran como del 1.500, que algunos monjes se adentraban en la naturaleza, en la montaña, y los escribían como una forma de estar en el presente.

Me pareció hermosa la idea de no sólo escribir algo que sonara bien, sino tratar de capturar la belleza de ese instante.

Llegaron a mi whatsapp las reglas de un haiku. Debe tener tres versos, el primero de cinco, el segundo de siete y el tercero de cinco sílabas. Debe tener la forma de un diamante, así es el haiku tradicional.

Lo que parecía ser una limitante, con el tiempo me di cuenta que no lo era, todo lo contrario. Al tener que escribir una cierta cantidad de sílabas, de no excederse, me obligaba a ocupar otras palabras, que muchas veces le daban un mejor y nuevo significado al texto.

No recuerdo con exactitud cuántos meses duró este juego, pero si recuerdo lo que provocó en mi. Tratar de encontrar la belleza en lo cotidiano. Yo no me fui al monte, seguí con mi vida en la ciudad y aún así, empecé a sentir que estaba más contenta, que lograba contemplar de un modo distinto la realidad.

Un día creí que si había escrito un haiku, quizás podría escribir un poema, y al escribir un poema pensé, quizás pueda escribir un cuento.

He hecho dos talleres de poesía y uno de cuentos, y cuando me preguntan cómo partió todo, siempre respondo lo mismo, por un haiku.


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Mariana Vega.
Concepción, Chile.
2023
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